Buen Trato es el Trato

Marco teórico

Después de haber revisado el proyecto del Buen Trato es el Trato y con el fin de enriquecerlo y responder a las demandas de la aldea global, se hace necesario caracterizar el tipo de sociedad en la cual están creciendo los jóvenes y el mundo cultural que les es propio, mundo en el que los maestros también estamos inmersos. Algunos rasgos muy notorios e indicativos de la situación contemporánea que tenemos que afrontar todos aquellos que pretendemos enseñar, contagiar valores éticos y morales y en general modos de ser y estar en el mundo son entre otros: Una cultura en la cual la sociedad, ha logrado grandes avances a nivel científico-técnico,”…pero junto a los inmensos aportes para el bien de la persona y la sociedad, encontramos aspectos tales como la absolutización de la ciencia” (Céspedes de los Ríos, B., 2006) creando la sensación de que el hombre por sí mismo se basta y no necesita del concurso de otras formas de conocimiento y acción tales como la religión, la ética y la moral.

Una cultura sin la presencia de la verdad que nos presenta un desafío, porque “el hombre posmoderno es relativista y escéptico y prefiere verdades pasajeras” (Céspedes de los Ríos, B., 2006) que no lo obliguen ni comprometan. Esa cultura genera egoísmo, aislamiento, insensibilidad ante el otro y sus necesidades, una carencia de nexos afectivos verdaderos y duraderos y un deseo del permanente consumo y búsqueda del propio bienestar.

El exceso de bienes producidos alimenta un espíritu de consumo, a través del afán por tener, poseer, guardar, y acumular. Esa actitud de “lo bueno es bueno para mí”, impide que el individuo comparta no sólo lo que tiene, sino lo que es, no es mala esta búsqueda, más bien es esencial al ser humano, pero debe ser regulada y administrada teniendo en cuenta la perspectiva del otro y de los otros como comunidad. En la sociedad actual coexisten muchos modos de concebir la vida. El mundo plural, así dimensionado, debe ser hoy materia de serio estudio y por lo menos a nivel escolar de una mayor búsqueda del ejercicio recto de la libertad y el libre pensamiento. Es importante comprender que se puede pensar y sentir distinto, pero cuando un colectivo social o escolar llega a un acuerdo entre pluralidades, se debe respetar, fortalecer, cumplir y buscar en última instancia, el bienestar y la felicidad de todos los seres humanos que compartimos una misma realidad. Bienestar que está dado por la posibilidad del progreso de los individuos, las sociedades y los ecosistemas; sin embargo hay grandes desastres y problemas ecológicos, despilfarro de recursos, depredación de la naturaleza, contaminación y un verdadero desequilibrio ecológico y es así, como la propuesta del Buen Trato debe necesariamente tener en cuenta el entorno ecológico que se nos ha dado como don, regalo y responsabilidad duradera y recurso sostenible (Céspedes de los Ríos, B., 2006). El bienestar humano se ha revolucionado a través de la informática que ha cambiado las maneras de comunicarnos y acceder a la información y al mundo. Desde los primeros años, los niños se comunican utilizando estos medios y tienen acceso a mucha información; sin embargo, preocupa la poca comunicación familiar, el no control sobre la información que llega, la incredulidad ante otros tipos de saber incluido el valoral y formativo y la imitación de patrones culturales ajenos a la identidad social propia del entorno de ciudad y de país en el cual viven y conviven nuestros jóvenes.

El joven de hoy tiene unas inquietudes distintas, unos imaginarios que responden a otro tipo de mundo posible, es infructuoso formar o educar hoy con los patrones del ayer. La dinámica actual en el mundo es de cambio, progreso y desarrollo, por eso se hace necesario releer la realidad de manera consciente y permanente. Recapitulando lo anterior nos preguntamos entonces, ¿Qué tipo de jóvenes emergen de la cultura actual? Veamos: En medio de esta realidad de cambio cultural emergen nuevos sujetos, con nuevas configuraciones, estilos de vida, modos de pensar, formas de relacionarse que es preciso reconocer. Subjetividades en construcción en continua tensión entre autonomía y dependencia. Esos son los jóvenes de hoy. Ellos demandan una nueva mirada, pues hoy se consideran actores y productores culturales; por eso, es imposible diseñar y mucho menos llevar a la praxis, un manual del Buen Trato sin su concurso.

Los adultos, tanto padres como educadores tenemos la obligación de explorar las representaciones que socialmente se han construido sobre ellos y desde las cuales tanto el mundo adulto como el de los jóvenes establecen un diálogo intergeneracional y cultural. Hoy se nos invita más que a hablar de los jóvenes, a hablar con los jóvenes, más que a nombrar a los jóvenes, a permitir que ellos mismos se nombren y se narren.

Por tal razón el denominado “mundo juvenil”, demanda una lectura plural de los actores. No hay un tipo único de joven y eso hace un poco más complicada la aplicación colectiva de cualquier manual; sin embargo, se hace necesario para una sana convivencia social.

Los jóvenes actuales le dan gran importancia a valores universales tales como la paz, la convivencia, la libertad, la justicia y la solidaridad, pero se evidencia una dificultad para adecuar las conductas entre los ideales y la realidad, es ahí donde el Decálogo del Buen Trato entra en escena como un recurso metodológico y un instrumento práctico, que facilita la lectura de la realidad, el discernimiento, el juicio y la toma de decisiones frente a las demandas de la sociedad (Ver anexo #1).

Después de sintetizar los elementos que presenta la cultura actual y su impacto en la formación de los jóvenes, y de hacer un análisis del tipo de joven que emerge de esos contextos socioculturales, se hace oportuno presentar el perfil del estudiante gimnasiano alrededor del cual gira el proyecto Buen Trato es el Trato.

El gimnasiano se reconoce como caballero cristiano, hombre de principios y valores que actúa con responsabilidad ética, bajo los parámetros de honestidad, justicia y servicio. Busca la excelencia y asume roles de liderazgo, utiliza el diálogo como herramienta para reconocer, validar y construir relaciones de colaboración con los otros, dentro del marco de la superación personal y del progreso de la comunidad. Está en posibilidad de abrirse al mundo, es perseverante y muestra una disposición constante hacia el conocimiento.